Mantener la microbiota intestinal en buena forma es fundamental para mantener la inmunidad y la salud en general. Trastornos de la composición o las funciones de la microbiota intestinal como el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO), a los que se alude con el vago término disbiosis, están tras una serie de síntomas intestinales y de otro tipo.
El SIBO se define como la presencia de bacterias anómalas y excesivas en el intestino delgado que produce síntomas gastrointestinales.
El SIBO suele estar asociado a diferentes síntomas gastrointestinales inespecíficos, como diarrea, estreñimiento, cambios en los hábitos intestinales, hinchazón, dolor abdominal o malestar, y a síntomas extradigestivos, como fatiga, ansiedad, confusión mental o dolor crónico.
En función del microorganismo de que se trate, el sobrecrecimiento microbiano intestinal se divide en tres categorías: SIBO (si hay sobrecrecimiento bacteriano), sobrecrecimiento metanogénico intestinal (IMO) y sobrecrecimiento fúngico en el intestino delgado (SIFO). Mientras que en el SIBO hay una sobreproducción de hidrógeno o sulfuro, cuando existe IMO, la sobreproducción de metano es lo normal. Hasta el momento, no se ha asociado ningún gas concreto al SIFO.
El método principal y más sencillo para diagnosticar SIBO es realizar un test de aliento, que cuantifica el hidrógeno y el metano exhalados procedentes exclusivamente de microorganismos del intestino. El cultivo del jugo del contenido del intestino delgado es la otra forma de diagnosticar SIBO, aunque los médicos no la usan como procedimiento rutinario. Al contrario, el SIFO solo puede diagnosticarse mediante la aspiración y el cultivo del contenido del intestino delgado, y el IMO solo puede diagnosticarse con test de aliento.
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Microbiota intestinal en el dolor crónico
Numerosas pruebas han indicado que la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la modulación del dolor crónico, lo que ha abierto una nueva frontera para investigar la patogénesis del dolor crónico. La microbiota intestinal es un punto de unión fundamental entre los ejes neuroinmune-endocrino y microbioma-intestino-cerebro que podría afectar directa o indirectamente al dolor crónico. Diferentes moléculas de señalización (como metabolitos, neuromoduladores, neuropéptidos y neurotransmisores) de la microbiota intestinal regulan la evolución del dolor crónico modulando la sensibilización periférica y central al dirigirse a los receptores correspondientes. Además, la disbiosis de la microbiota intestinal se asocia a la evolución de distintos trastornos de dolor crónico, como el dolor visceral, el dolor neuropático, el dolor inflamatorio, la migraña y la fibromialgia. Por lo tanto, la presente revisión intentó resumir sistemáticamente la acción de la microbiota intestinal en la regulación de los mecanismos patológicos del dolor crónico y analizó los efectos beneficiosos de la suplementación con probióticos o el trasplante de microbiota fecal (TFM) para restaurar la microbiota intestinal en pacientes con dolor crónico, con el fin de proporcionar una nueva estrategia dirigida a la microbiota intestinal para aliviar los problemas de dolor crónico.
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